La pelota, el corazón

Marcelo Estigarribia es jugador de Patronato de Paraná, Entre Ríos. Estaba esta noche dando su testimonio en la TV apenas terminó el partido en el que su equipo eliminó a Boca en la semifinal de la Copa Argentina, por lo que jugarán la final del torneo federal el próximo domingo.

Paradojas del fútbol: Boca acaba de ser campeón de Primera División el último fin de semana, mientras a Patronato le tocó volver a la B Nacional.

Estigarribia marcó el gol que abrió el marcador esta noche y, a la hora de los penales, también convirtió. Por eso el periodista de campo fue a buscarlo en plena transmisión.

Al cronista le pasan el dato al aire y le apunta al jugador: Me dicen que el hombre que estaba llorando en la tribuna, atrás del alambrado…. No llegó a terminar la frase, Estigarribia llora en ese instante y lo interrumpe mientras se seca la transpiración de la frente: Mi papá… Es mi papá, que me acompaña desde que tengo 4 años.

La nota continuó, pero el relator a cargo de la transmisión ya no pudo hablar. Por un largo rato fue auxiliado por sus compañeros. El delantero de Patronato, de 27 años, se fue a festejar con el plantel y con el héroe de la noche, el arquero Altamirano que atajó tres penales.

Cuando suceden estas cosas recuerdo las palabras que escribió Osvaldo Soriano: Albert Camus, arquero de Argel, autor de La peste y El extranjero, decía que el fútbol le había enseñado todo lo que creía saber de la vida. Es posible: aunque parezca exagerado, en un rectángulo de césped los hombres escenifican siempre el imprevisible drama de la vida. 

Estigarribia y su padre, detrás de alambrado.

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