Jaimito se jubila en Santa Cruz

La jubilación de Jaime en esta provincia constituye el último caso de kirchnerismo triple X. No hay tiempo para palabras más meditadas en estas horas, pero vaya el apunte como ayuda de memoria.

Si hubo un funcionario menemista del kirchnerismo desde los tiempos de Santa Cruz, ese fue Ricardo Jaime. La noticia de su jubilación en la caja jubilatoria de nuestra provincia, por sus años de labor aquí aún estando preso por ladrón confeso (recordemos que confesó para aminorar su pena); decía, digo aunque sea al paso, es una noticia tan pornográfica como tragicómica. Tragicómica de risa irónica.

Putañero viejo, amigote nocturno de Néstor, máxima autoridad de ¡Educación! en el gobierno de Kirchner en la provincia, pasó a su vida de relojes de oro, yates, aviones privados y pisos de lujo en Puerto Madero con desfiladero de gatos, mientras ocupaba la Secretaría de Transporte de la Nación durante todo el gobierno de Kirchner presidente y unos años de Cristina en su primer mandato.

Luego vino la tragedia en la estación de trenes de Once, en febrero de 2012, cuando ya había dejado la función, pero claro que se recordó entonces la compra de chatarra a precios millonarios, el tren bala que no fue, los subsidios multimillonarios al transporte en grandes urbes, jamás invertidos, donde se viaja al día de hoy como ganado (y resultó ser que fueron esos «empresarios» quienes le costearon su buena vida).

Este personaje, apenas resumido en un par de minutos, es Ricardo Jaime. Jaimito, quien accedió a la jubilación en la Caja de Previsión de Santa Cruz con el visto bueno de los funcionarios y vocales del gobierno de Alicia Kirchner, mientras los enfermeros y enfermeras acampan en plena pandemia (huelga de hambre incluida) jamás oídos ni recibidos en estos meses.

Eso son: ni populares, ni progresistas. Son el poder rancio y conservador de esta provincia.

Tandem