Un mundo

(En el Día del periodista)

Esta noche, después de un día larguísimo, abrí las cajas que fuimos a buscar con el amigo Jorge Curinao al Correo Argentino ayer por la tarde. Son los libros que llegan para la Feria Provincial del Libro que empieza el viernes: siempre me emociona ver los libros nuevos de Sudestada por primera vez.

Les mandé una foto del sillón lleno de libros a mis compañeras y compañeros de PrensaTorias: hay descuentos para escritores, les dije medio en broma, puesto que la mayoría estamos debutando en estos meses como autores de un libro. Luego me disculpé por la hora, era muy tarde, pero les dije que necesitaba compartir la alegría que siento al ver los libros por primera vez; y ese olor del papel.

Esta vez, las cajas repletas además vinieron con una bandera, que no esperaba, y una remera que sí pedí, con la idea de usarla el día de la charla de CinWololo, que tendré la suerte de moderar dentro de dos domingos, en el cierre de la Feria Provincial.

Ya en la medianoche Esteban Lehue –que también es colaborador de Sudestada– escribió en el grupo de WhatsApp de PrensaTorias que tendríamos que postear algo en nuestra fanpage por el Día del periodista, que ya es hoy, 7 de junio.

También me dio mucha alegría sacar el nylon y ver la frase del estampado. Es una remera que está a la par de las de Divididos, de las que tuve de Carajo, la de A.N.I.M.A.L cuando era pibe. Y la bandera para la feria, uf, ni hablar. Es hermoso pensar que, además del stand de libros, vamos a presentar Los Puentes Invisibles con Jorge y La Moro (15hs) y PrensaTorias (17hs) con los chicos y ‘Cacho’ Álvarez este sábado por la tarde.

Y así entonces, en el cambio de día, ordenando los libros y cayendo en la cuenta de que es el Día del periodista, colgué la bandera en el espejo del pequeño living, puse la remera en una percha y elegí varias portadas al azar (y una contratapa) para registrar la imagen que acompaña estas palabras.

A través del periodismo de Sudestada aprendí a mirar cosas que no conocía, no las veía del todo, o las veía desde otro lugar. También que no se trata de estar siempre de acuerdo sino de valorar la entraña desde la cual se hacen las cosas.

Pasaron los años y al final estos muchachos y muchachas, en un inicio periodistas, acabaron por publicar decenas de libros de ellos y de otros, lo que también nos une.

Feliz día periodistas, aún en este tiempo que se sabe adverso para el ejercicio del oficio. Por “Un mundo donde quepan muchos mundos”.

El libro y la Feria del Libro de Buenos Aires

Este apunte se va un poco largo pero ojalá les interese. Con relación a mi libro, participé para presentarlo en la Feria pero perdí: quedé segundo como Francia (les cuento más abajo).

Me interesa contarles las novedades en torno al libro, espero no aburrir (ahora son dos libros), pero en esta ocasión me interesa también contar el contexto, a modo de convite, porque es muy relevante: la participación de Santa Cruz en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

LA FERIA. El jueves inició la edición número 47 de esta Feria que es monumental. Nunca estuve ahí, pero se trata de un evento muy importante puesto que está considerada entre las ferias más relevantes del continente y del mundo.

Más allá de su magnitud y escala (existe una tendencia a valorar demás lo mega, en lo personal tiendo a desconfiarle a esa propaganda), lo cierto es que este año le di más atención a la participación de Santa Cruz en función de mi primera incursión como autor de un libro.

Vale decir que cuando decimos Santa Cruz hablamos en términos de dispositivo institucional/gubernamental: allí interviene la Secretaría de Cultura de la provincia, la Biblioteca Pública Provincial; y el Ente Cultural Patagonia.

Para quienes estén por Capital Federal, sepan que la feria estará hasta el 15 de mayo en La Rural. Nuestra provincia es parte del stand 3114, en el Pabellón Ocre, y se suma al Ente Cultural Patagonia, integrado por La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego, bajo el lema “Patagonia, territorio literario”.

Toda esta información la tomé de la cuenta oficial de Facebook de la Secretaría de Cultura, donde pueden ver la grilla completa de actividades actualizada día a día: habrá varios autores de la provincia presentando sus libros, participando de mesas redondas con otros autores de la región, y además está a la venta una amplia variedad de títulos.

Stand del Ente Cultural Patagonia.

LOS PUENTES. A inicios de año participé del certamen que organiza la Biblioteca Provincial, por el cual se seleccionan los libros que representarán a Santa Cruz en la Feria. Dos personas en particular (escritores ambos, uno amigo) me instaron a hacerlo. De esa manera, me inicié en los circuitos de circulación y legitimación de los libros (además del juicio fundamental de los lectores, claro).

Fue para mí una buena y novedosa experiencia. Entre una numerosa cantidad de libros, Los puentes invisibles resultó con una mención especial. Aún no sé por qué y qué significa, pero creo que me voy a enterar en la Feria Provincial del Libro, que será en junio, dado que allí se hace una presentación en el marco de la feria.

El jurado estuvo conformado por la profesora Patricia Vega, los escritores Luis Ferrarassi y Carlos Besoaín, este último en representación de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) filial Santa Cruz, el profesor Fabián Coniglio y la licenciada y directora provincial de Cultura, Gabriela Luque. Los conozco a casi todos y son personas cuya labor respeto.

Los libros elegidos fueron “El guardián de los cerdos”, de Sebastián Grimberg (El Calafate); “1921-Cantares de Santa Cruz”, de María Luz Roldán (Pico Truncado); “Historia de la clase obrera en Santa Cruz (1900-1946)”, del grupo de investigación Contraviento (Río Gallegos); y “Hemispherio narraciones de otro”, de Carlos Roberto Pérez (Río Gallegos). También recibió una mención especial “Ramito de magnolias”, de Cristina Núñez.

Un pajarito me contó que Los puentes invisibles estuvo en un lugar expectante en el juicio del jurado, para ser uno de los elegidos entre los géneros o categorías en cuestión, pero finalmente la mayoría votó otra cosa. Por eso digo que quedé segundo, como Francia.

Columna del stand en la que se exhiben los libros de Santa Cruz.

LOS LIBROS Y LA CHARLA. Dos cosas para cerrar. Es muy bueno, interesante y valioso que decenas de títulos de autores de Santa Cruz y de la región se puedan adquirir en el stand del Ente Cultural Patagonia. Cultura y la Biblioteca Provincial tienen mucho que ver en que esto sea posible. Allí está Los puentes invisibles. Y posiblemente llegue a estar PrensaTorias, cuando salga de imprenta en unos días. Ojalá.

Por su parte, las cuatro obras que fueron seleccionadas por Santa Cruz serán presentadas por sus autores el sábado 6 de mayo, a las 19 hs, en la sala ‘Tulio Halperín Dongui’ del pabellón amarillo.

Es curioso observar por primera vez el amplio recorrido de un libro, siempre con la expectativa de que llame la atención de un lector(a).

También es gratificante.

Allí se exhibe Los Puentes Invisibles, junto a otros títulos provinciales. El libro también se ofrece a la venta.

Los libros hermanos

A comienzos de abril les contamos acerca de la pronta publicación de PrensaTorias, un libro que iniciamos en plena pandemia junto a otros seis colegas comunicadores/as.

El libro será al fin una realidad luego de un proceso un tanto caótico (no es fácil coordinar entre tantos). Y ahora sí puedo contarles que Los puentes invisibles de alguna manera nació de PrensaTorias, aunque se publicó antes.

En la presentación oficial que posteamos el 8, titulada ‘Nuestro Libro’, hay un párrafo tomado del prólogo de Pato Jiménez que dice: “Ellos se han tomado el tiempo. Han disfrutado y sufrido, tejer palabras no es tan sencillo, al crear estos relatos. La diversidad que nos ofrecen podrían encontrarla maravillosa, o sorpresiva, o lo que quieran experimentar mientras leen estos mundos inventados, que pueden percibirse muy reales”.

Me interesa contarles lo que me pasó luego de leer PrensaTorias. Lo leí de punta a punta hace un mes, en la corrección previa a la prueba de imprenta, y de veras me gustó. Es entretenido, interesante, heterogéneo, con estilos muy diferentes resultado de seis personas distintas narrando sus historias. Con el plus de Tintoretto que dibujó cada cuento.

En las numerosas entrevistas que mis compañeros han dado en estas dos semanas (fueron muchas), hay quienes se quedan con la intriga de si tal o cual relato pasó dónde, le pasó a quién. ¿Eso fue en un telo de Río Gallegos?, le preguntaron a Ruth.

La confusión tiene sentido al tratarse de periodistas narrando historias. Pero digámoslo otra vez: son ficciones en casi todos los casos, con un puñado de excepciones de relatos verídicos, que son los menos.

Les decía que PrensaTorias de alguna manera hizo nacer Los puentes invisibles. Tiene sentido contarlo por lo siguiente: en 2018 trabajé una primera idea de un libro con Jorge Curinao, pero me quedé a mitad de camino por distintas razones. En 2020, cuando nació la idea de PrensaTorias, releí aquel gran compendio de escritos terminados (y por terminar) y de allí elegí los cuatro relatos míos que integran este nuevo libro. De aquella relectura de textos propios terminó renaciendo mi libro, que culminó en la publicación de Los puentes… a fines del año pasado.

Por esa razón, los cuatro relatos incluidos en PrensaTorias son parte de los cuarenta que componen mi libro. El valor adicional está dado en que los textos, ahora, están ilustrados por Tintoretto (con dos de los dibujos flashié mal al verlos por primera vez). Además, por supuesto, me da mucha alegría lograr un proyecto conjunto, un trabajo colectivo, donde pude poner en práctica los rudimentos del oficio aprendidos hace poco tiempo con mi propio libro.

Aunque tiene ficción y narración en primera persona, Los puentes invisibles se sostiene en lo periodístico: es «realista». En cambio PrensaTorias se sostiene definitivamente en la ficción.

Si les gusta leer cuentos, confío en que PrensaTorias entonces les va a gustar. A mí me gustó.

Todos los nombres

Hace unas semanas estaba repasando Los puentes invisibles por un trabajo y, entre las cosas que iba apuntando, comenzó a formarse una lista de nombres que no había atendido de manera consciente hasta ahora.

Fue Jorge Curinao quien en su momento me propuso, como posible forma de ordenar los 40 textos que lo componen, separar el libro por temas y que uno de ellos fuera ‘Personajes’. Si bien no se siguió ese criterio, cierto es que hay un puñado de textos sobre personajes: además de Pirincho, Quique, Guido, Bayer y La Colo (que figuran en el collage al pie), también están el viejo duende, un periodista porteño, Ana Bayer e Isabel Soto, la hija del máximo líder de la huelga de 1921.

Recuerdo que en plena pandemia leí el tomo 1 de Memoria del fuego, de Eduardo Galeano. Además de que siempre me deslumbró su enorme cultura, me llamó la atención el ‘Indice de Nombres’ que aparece al final, que incluye todos los nombres propios que aparecen en la obra. Fascinante.

Desde ya que este índice de nombres es infinitamente más humilde, pero me pareció divertido hacerlo. Hay muchos trabajadores de prensa y personajes públicos cercanos, por el tenor del libro; pero hay algunos otros que por diversas razones aparecen mencionados en los escritos. Los comparto debajo por apellido, excepto aquellos de quienes sólo aparece el nombre de pila en las páginas del libro. Sus referencias, en algunos casos, obedecen al cargo que ostentaban al momento de la publicación del escrito.

Acuña Kunz Juan (médico y referente de la UCR de Caleta Olivia) ◾️ Alfonsín Raúl (ex presidente) ◾️ Ángela (mamá de Quique) ◾️ Auzoberría Miguel (escritor e investigador) ◾️ Ayala Fernando (productor del film La Patagonia Rebelde)

Báez Lázaro (empresario)◾️ Barría Beto (periodista) ◾️ Bayer Osvaldo (periodista e historiador) ◾️ Bayer Ana (hija de Osvaldo) ◾️

Benítez Severo (delegado rural de la huelga de 1921) ◾️ Benítez Dante (hijo de Severo) ◾️ Bonelli Marcelo (periodista del Grupo Clarín)

Calafiore Mirta (trabajadora de prensa) ◾️ Cantín Raúl (ex intendente) ◾️ Carrazco Juan Domingo (autor de una fotografía de Quique) ◾️ Cepernic Marcelo (ex intendente de Río Gallegos)◾️Cordera Gustavo (cantautor) ◾️ Coronel Cristina (La Colo) ◾️Cortázar Julio (escritor) ◾️ Cota (mi tía, Silvia Espinoza) ◾️ Cristina (Barría, mi tía) ◾️ Curinao Jorge (poeta)

Díaz Facundo (docente fallecido) ◾️ Díaz Rosita (referente de Pastoral Migratoria) ◾️ Di Leo Ariel (diseñador y editor, hacedor de La Rama) ◾️ Dora (Barría, mi madre) ◾️ Doman Fabián (periodista)

Espina Mirtha (periodista)

Fernández Cabral Andrés (actor y veterano de Malvinas) ◾️ Fernández Carlos (Quique) ◾️ Fernández Cristina (vicepresidenta) ◾️ Fortunato Ángela (una de ‘Las putas de San Julián’) ◾️ Foster Maud (una de ‘Las putas de San Julián’)

Galeano Eduardo (escritor) ◾️ García Cuerva Jorge (obispo) ◾️ García Estela (ex diputada) ◾️ García Rocío (diputada) ◾️ Giménez Agüero Hugo (cantautor fallecido) ◾️ Godoy David (trabajador de prensa) ◾️ González Santana Christian (reportero gráfico y realizador audiovisual)

Ibarra Philemon Luis Milton (investigador incansable de las huelgas de la ‘Patagonia rebelde’)

Jaime Ricardo (ex funcionario) ◾️ Juliache María (una de ‘Las putas de San Julián’)

Kapuściński Ryszard (periodista) ◾️ Kirchner Néstor, Alicia y Máximo ◾️ Komandante Petter (cedió una foto de Quique)

Larralde José (cantautor) ◾️ Lehue Esteban (Lic. Comunicación Social) ◾️ López José (ex funcionario) ◾️ Lucas (Doolan, mi hermano)

Maceta (diariero) ◾️ Macri Mauricio (ex presidente) ◾️ Mario (Muñoz, mi tío) ◾️ Martínez ‘Freddy’ (ex intendente de Río Gallegos) ◾️ Matías (Cisternas, sobrino) ◾️ Mazú Matías (diputado fallecido) ◾️ Mestelán Gaby (referente de Encuentro Ciudadano) ◾️ Mollo Ricardo (líder de Divididos) ◾️ Montero Germán (de Asociación Ambiente Sur) ◾️ Montero Hugo (periodista y escritor fallecido, fundador de Sudestada) ◾️ Murphy Bernardo (ex entrenador de Hispano Americano) ◾️ Mosquera Rubén (dramaturgo, director de ‘Las Putas de San Julián’)

Naty (mi ex) ◾️ Norma (Barría, mi tía) ◾️ Núñez Cristina (escritora)

Oyarzún Díaz Pavel (escritor de Punta Arenas) ◾️ Olivera Héctor (director de cine)

Padín Horacio (ex funcionario de Migraciones) ◾️ Paula (Doolan, mi hermana) ◾️ Peralta Daniel (ex gobernador) ◾️ Pérez Gallart Javier (fallecido fundador de Encuentro Ciudadano) ◾️ Perón Juan Domingo (ex presidente)

Quidiante Romina (referente de ‘No estás solo’, sobre prevención del suicidio)

Ramps Juan Carlos (dueño de casa funeraria) ◾️ Raúl (Doolan, mi padre) ◾️ Reineke Luciana (ex compañera de FLIA, cedió una fotografía) ◾️ Riquelme Jorge (reportero gráfico) ◾️ Rodríguez Amalia (una de ‘Las putas de San Julián’) ◾️ Roquel ‘Pirincho’ (ex intendente de Río Gallegos) ◾️ Roquel Daniel (hijo de ‘Pirincho’)

◾️ Rubio Osvaldo (director de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital de Gallegos)

Sabina Joaquín (cantautor) ◾️ Sancho Carlos (ex vicegobernador a cargo de la gobernación) ◾️ Silva ‘Pato’ (reportero gráfico) ◾️ Soto Antonio (el líder más importante de la huelga de 1921) ◾️ Soto Isabel (hija de Antonio) ◾️ Soriano Osvaldo (periodista y escritor)

Taberne Karina (periodista)

Ulloa Rudy (amigo de Kirchner)

Valenzuela Sergio (cónsul de Chile) ◾️ Varela Héctor (jefe militar de la represión a los huelguistas de 1921) ◾️ Varizat Daniel (ex funcionario) ◾️ Vasquez Dante (fotógrafo) ◾️ Vera Guido (periodista fallecido) ◾️ Videla Jorge Rafael (dictador genocida) ◾️ Videla José (jefe de la Base Aérea Militar de Río Gallegos) ◾️ Villanueva Tony (periodista) ◾️ Villegas Sergio (periodista de Calafate) ◾️ Viviana (Doolan, mi hermana)

Walsh Rodolfo (periodista y escritor) ◾️ Walter (Doolan, mi hermano) ◾️ Waly (el viejo duende)

Yrigoyen Hipólito (ex presidente)

Zippo Ernesto (corresponsal de La Izquierda Diario)

Los Puentes en el mar caletense

Es la primera vez que salgo de Gallegos en el último año y, aunque vine por otros motivos, traje algunos ejemplares del libro.

Es curioso encontrarme con personas que dicen Con mi familia te leemos, Siempre te sigo en las publicaciones, en la otra punta de esta provincia enorme.

Es curioso y gratificante. Al fin de cuentas, se trata de vincularnos a través de los escritos, de las experiencias vividas, de los intereses y preocupaciones en común.

Un párrafo aparte fue el reencuentro con mi prima Mirtha y su hija Pía después de treinta años. Con el libro de nexo, algunos Doolan nos estamos conociendo o reencontrando.

El viaje a Caleta con mamá, papá y Lucas fue las primeras vacaciones de nuestras vidas, y la única juntos, en 1993.

Conocer el mar, ese monumento gigante al trabajador petrolero en medio de la ciudad, la hospitalidad de la tía. Los paseos con la prima y la sonrisa de Pía que aún recuerdo, ella con dos añitos, nosotros once y diez.

Justo antes de salir a la ruta supe que Los Puentes Invisibles obtuvo una mención especial en el certamen en el que se eligieron los libros que representarán a Santa Cruz en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

Me alegra que así sea, aunque de ese tema hablaré aparte cuando regrese a casa.

Escribir a mano (escribir a sangre)

A muchas personas les gusta tener su libro firmado. Ese fue uno de los descubrimientos –entre varios– en la primera experiencia que es para mí publicar un libro de papel.

Otro día quisiera hablar de las Dedicatorias y los Agradecimientos, instancias que fueron muy significativas una vez que el libro estaba camino a materializarse. Quisiera compartir cosas que vienen dándome vueltas hace tiempo, pero todavía no me senté a poner los patos en fila. Para una de las dedicatorias, por caso, terminé tratando el tema en terapia puesto que abrí una puerta que hacía tiempo no abría.

Veo para dónde dispara el texto mientras escribo y me voy a atajar: voy a atajarme. Si es bastante personal, ¿por qué postearlo? No sólo abro el paraguas sino que además voy a citarme, odioso. Lo hago porque creo en la sensibilidad humana compartida: “El puñado de escritos personales que he decidido incluir persigue la misma intención, acaso la posibilidad de reconocernos cuando sabemos lo que les pasa a otros”.

El asunto de las dedicatorias trajo aparejada otra cosa: volver a escribir de puño y letra. Es algo que, o hemos dejado de hacer por el uso de los teclados, o bien hacemos solo para nosotros; tomar apuntes, por ejemplo. Para quienes escriben diarios personales les digo: aún allí lo importante es entenderse uno. En las dedicatorias es el destinatario quien tiene que entender la letra, de ser posible.

Cuando Los Puentes estaban camino a Gallegos fui a una librería escolar y pedí varias biromes. Fui probando el trazo, en letra negra. Probaba y descartaba, probaba y salvaba a un costado. «¿Para qué la necesitás?» Es para firmar libros, respondí. Todavía me pregunto por qué lo dije de esa manera.

Hay en todo esto algo que me gusta: en la mayoría de los casos no supe lo que escribiría hasta el momento en que afirmaba la birome sobre el papel.

El punto –recién llego al punto– es que fue una fotografía lo que me hizo volver a pensar en las dedicatorias. El colega Claudio Álvarez posteó una imagen del libro en el que se ve lo manuscrito. Por lo que se llega a leer, es el ejemplar que quise obsequiarle: él no me pidió el libro y menos la dedicatoria. Pero quise llevar uno para él. Otro ejemplar, sí, es el que acerqué al estudio de la radio para que termine en las manos de un/a oyente a modo de obsequio.

Mientras leía lo que se llega a leer de esa dedicatoria volví a pensar que, quizá, debería haber tomado una foto de cada dedicatoria escrita en estos meses. A modo de registro y de memoria. Para mí.

En las horas previas a la charla sobre el libro en su programa de radio dejé a medias el texto de un post. Ahí decía algo que terminé escribiéndole.

Hace unos diez años me invitó por primera vez a Habladurías, en LU12. Claudio dijo algo en esa entrevista respecto de la escritura, acerca de algunos textos que recién me estaba animando a compartir en redes en aquellos años. Esas palabras fueron un click. Fue uno de esos momentos en que alguien –un otro– se hace eco y te devuelve el sentido que buscabas darle a algunas cosas.

Por eso fue doble mi alegría por volver al aire de su radio, su programa, y hacerlo con un libro en la mano.

Digresión para cerrar: también hay quienes aún escriben a mano porque todavía escriben cartas. “Posdata. Supe que te vas. Te deseo siempre cosas buenas ahí donde es tu lugar”.

Hoja de ruta

Cuando hacíamos el programa de radio solía hacer un adelanto, la noche anterior, con lo que había en la mesa de trabajo, que terminaba en un apunte que era la hoja de ruta de la emisión.

Esta mañana, en esta mesa de trabajo, hay una incipiente hoja de ruta, pero aparece más un camino que se bifurca.

Tantas veces sabemos dónde empiezan pero no dónde terminan las cosas.

Diez años de la caída del Mirage en la ría

Hoy se cumplieron diez años. Nelson, un lector atento del libro, me lo adelantó hace unos días. “Diez años pasaron ya, no pensé que había pasado tanto. Habría que ver quién fue el que lo instaló por primera vez, de Obras Públicas, que lo instaló para la m…”, me comentó.

Hace unos años averigüé algunas cosas en torno a aquel episodio y escribí un texto periodístico cuyos primeros párrafos dicen:

En la tormentosa mañana del sábado 9 de marzo de 2013, el Mirage M5 Mara cayó al suelo en la capital de la provincia de Santa Cruz.

… Ocurrió en la costanera de la ciudad, justo al lado del antiguo monumento que recuerda a los Pilotos Caídos en Combate.

Como otros lugares del sur argentino, Río Gallegos fue en 1982 una ciudad atravesada por la guerra. Dentro de unos días y como cada año, los veteranos que viven aquí comenzarán a divulgar las actividades para el próximo 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas.

El episodio de 2013 se trató de un verdadero papelón y fue motivo de real indignación en la comunidad. En aquellos días, eran una constante razonamientos de este tipo: ‘¡Cómo es posible que un avión que se salvó del bombardeo inglés se nos haya venido al suelo treinta años después!’

¿Fue realmente así? Es una historia que vale recordar, entre otros motivos, para no repetirla.

ALERTA SPOILER. Una de las cosas que supe en aquellas averiguaciones –que apunté en el texto– es que ese avión no entró en combate en la guerra. El entonces Jefe de la Base Aérea Militar Río Gallegos, Comodoro José Javier Videla, contó la historia del avión en el acto inaugural, cuando se instaló al Mirage en el pedestal del que caería poco tiempo después.

Dijo el militar el 31 de enero de 2013: “fue fabricado en el año 1968 para la Fuerza Aérea Peruana. Durante el conflicto del Atlántico Sur fue cedido a nosotros por el país hermano, no llegando a participar de la contienda y permaneciendo algunos años en la VI Brigada Aérea de Tandil”.

POR QUÉ LO INCLUÍ EN EL LIBRO. Hay en Los Puentes Invisibles dos textos que tocan a su manera el asunto de Malvinas. “Hace un rato escuché el sonido atronador de un Mirage que, supongo, pasó cerca de casa. Son tres Mirage que combatieron en Malvinas y vienen a hacer su vuelo final en Río Gallegos, y no en otro lugar, este fin de semana”. Ese otro texto se llama Último vuelo y refiere a la despedida de esos aviones, en los cielos de nuestra ciudad, en septiembre de 2015.

Desde mi vivencia de riogalleguense y como periodista, sabemos que hablar de Gallegos es –entre otras cosas– hablar de Malvinas. Por lo demás, el libro aborda otros asuntos y personajes contemporáneos de la ciudad; el centenario de la huelga y la matanza de la Patagonia Rebelde (y la figura de Osvaldo Bayer); algunas impresiones en plena pandemia, los encuentros con el viejo duende en la ría, entre otros temas.

Me interesó apuntar la efeméride, que me hizo recordar Nelson y le agradezco. Aunque también me hizo pensar un poco más en algo que me viene dando vueltas a propósito de los ’40 años de Malvinas’ que se conmemoraron aquí en todo el último año.

Uno de los últimos párrafos del texto sobre la caída del Mirage dice: “Más allá de las discusiones en torno a la guerra y, en particular, la discusión acerca de las circunstancias y el contexto político–institucional del país al momento de la contienda (una guerra en la dictadura genocida), se trata de un hecho histórico que marcó a fuego ciudades como Río Gallegos”.

No pretendo agotar la idea en este post. Pero estando ya próximos a un nuevo 2 de abril, creo que tenemos mucho que revisar acerca del lugar desde el cual concebimos el asunto Malvinas en esta provincia y en esta ciudad.

De ninguna manera se trata de desmalvinizar. Creo que nos falta, y mucho, poner en discusión ciertas aristas bastante más allá de la idea de patria. Aún cuando se trate de una vivencia compartida que nos marcó a fuego.

El blog, el libro, los puentes

ANUARIO 2022 (CON ALGO DE RETRASO).

En Internet y más aún en las redes sociales todo es fugaz, efímero. Y además de abrumador también es inasible.

El blog nació en 2019 con la idea de poner a resguardo algunos textos que fui posteando en la última década; con la intención de seguir compartiéndolos con las personas a quienes nos gusta leer y/o escribir.

Más aún, con quienes les interesa cierto localismo, esto es, observar cosas que pasan en nuestro entorno, que tienen que ver con nosotros.

Apuntes de la realidad y otras ficciones, el nombre del blog, está incluido como subtítulo del título del libro, Los Puentes Invisibles, que salió en noviembre pasado.

A inicios de cada año suelo publicar el anuario del blog, me gusta hacerlo. No todo es tan serio o ‘solemne’, su contenido es bastante heterogéneo.

Este año llega con retraso, aunque con el mismo espíritu que el libro: “Creo que las palabras pueden ayudarnos si buscan ser honestas con lo que dicen. Creo que en ellas también podemos encontrarnos. Me gusta pensar en las palabras como puentes invisibles”.

A quienes les interese, son bienvenidas las lecturas. Los textos están ordenados de manera (bastante) cronológica:

Siempre supe que no es dónde sino con quién. Lo sé desde hace muchos años.

“El negocio es muy oscuro y demasiado grande. La hipocresía del doble discurso tapa negocios, ciertamente, pero también esconde (nuestras) soledades, angustias y vulnerabilidades, en este mundo hipercapitalista, individualista, que nos enseña hace mucho y todo el tiempo que el ‘éxito’ y la aceptación social están muy vinculados, e incluso deben ser equivalentes, a aquello que consumimos”. ¿Recuerdan el caso de los muertos por consumir cocaína adulterada a inicios de 2022? De ahí nació esta reflexión.

En febrero de 2022 se cumplió un siglo del episodio conocido como “Las putas de San Julián”: el día en que las cinco mujeres del prostíbulo La Catalana se negaron a atender a los soldados del Ejército que venían de fusilar a los huelguistas. El texto incluye el breve capítulo en el que Osvaldo Bayer reveló el hecho, que no tiene desperdicio.

Si hay un texto del que pueda sentirme a gusto por decir lo que quería decir y del modo en que quería, es éste. Tiene mucho de catarsis, de lluvia luego de la condensación. La palabra “invisible”, que terminó en el título del libro meses después, ya me andaba dando vueltas.

Las soledades. Esa noche salté de la cama de un impulso y me puse a escribir, en la casa nueva. Fue una de esas veces en las que ves lo que escribiste recién cuando terminás.

Se cumplieron los cien años de las huelgas de la Patagonia rebelde y me tocó estar muy lejos de Santa Cruz. Preparando un apunte de trabajo vinculado a aquellos episodios me empezaron a caer las fichas. Este texto incluye un detalle histórico del huelguista asesinado Facón Grande, revelado por el entrañable Osvaldo Bayer en su obra monumental.

No debería ser normal, no deberíamos acostumbrarnos, pero en esta provincia las injusticias se convierten (en la mayoría de los casos) en efemérides. Este apunte es de los días en que se cumplía un año del ¿suicidio? de Rodrigo Curaqueo en una comisaría de Caleta Olivia; y en vísperas del primer aniversario de la desaparición de Marcela López. Siempre me llamó la atención la omisión, el silencio, de la gobernadora. El silencio no es salud.

Un amigo se subía a todas las líneas de colectivo sólo para recorrer la ciudad. “El día que escriba al respecto creo que publicará algo hermoso. Alguna verdad”. Lo suscribo otra vez.

En un viaje en micro de Gallegos a Calafate, se me cruzó la idea de que “En la casa nueva hay un espejo que tiene la virtud de decir algunas verdades”.

Fue ella quien me dijo que escribiera la anécdota de la gitana en el supermercado. Me terminó saliendo otra cosa, apenas solté las bolsas de compras y me puse a teclear. Estas palabras tenían para mí algo de despedida, que al final no lo fue.

¿Pasó realmente así? Breve recuerdo de aquella foto de 2013 en el muelle.

Pasó la Feria provincial del libro y se me apilaron siete títulos con sus respectivas vivencias. Fue una suerte compartir esos diez días con personas queridas, respetadas y admiradas. Un breve apunte de cada obra.

Una reflexión a propósito del cuento publicado en la notable revista-libro La Rama.

Un periodista que escribe puede aspirar a ser leído. No es poco, aunque no alcance para otras cosas. Sobre la gastritis de los periodistas.

Como dice Cerati en ‘Deja vu’: “Todo es mentira ya verás / La poesía es la única verdad / Sacar belleza de este caos es virtud”. Que viva la verdad poética en este tiempo adverso, de este país que también tiene mucho de deja vu.

Fue un guiño de la vida que agradezco comenzar el cumpleaños con personas queridas y con un escritor a quien admiro enormemente, y que es cercano y cordial.

El día que murió Magdalena pensé en la abundante basura del periodismo “nacional” actual, posverdad mediante.

Esas curiosas coincidencias que pasan con personas cercanas.

El día que me levanté a Scarlett Johansson.

Un episodio muy grave de violencia entre pibas, en Caleta Olivia, me trajo una serie de recuerdos que terminaron en esta reflexión.

Vivencias que rememoramos en las canciones. “Allá a lo lejos puedes escuchar…”.

El covid me llegó tarde y vacunado. Estaba en casa medio aburrido y escribí estos “Consejos de autoayuda” que me parecían medio en joda, pero al final no. Tal vez aplique aquella frase: “descubro lo que pienso cuando leo lo que escribo”.

No somos un país de mierda, a pesar de que nos digan lo contrario.

Sobre la amistad (y la radio).

Una reflexión a propósito de un parte de prensa de gobierno que llevaba la marca de la gorra.

Apuntes al paso y de un tirón, a manera de registro de algunas observaciones sobre el espanto de la política argentina. Este año, desde ya, seguimos y seguiremos igual.  

El día que anuncié la aparición de Los Puentes Invisibles. Veo que fue bastante sobrio (pa’que Chacarita se agrande siempre hay tiempo).

Escribir sobre el viento es una obviedad, un lugar común. Pero me gusta cómo quedó este texto.

El día que Jorge Curinao vino a casa a ver el ejemplar “número cero” del libro.

La muerte de un hombre que, aunque traté muy pocas veces, me recordó dos experiencias iniciáticas sobre la auto-censura y los servicios de inteligencia (infiltrados entre nosotros).        

Está bueno que pasen estas cosas, la dignidad deportiva.

La pelota, el corazón: “aunque parezca exagerado, en un rectángulo de césped los hombres escenifican siempre el imprevisible drama de la vida”. Algo que pasó al término de un partido de fútbol.

Se cumplieron 101 años de La Patagonia Rebelde y tenemos que seguir hablando de la gran matanza porque nunca se hizo justicia. Tenemos que seguir hablando porque tampoco los actores y las instituciones responsables hicieron autocrítica en cien años que pasaron.

Messi jugó con la pelota lo que nosotros en nuestros sueños. Y entonces jugamos todos.

Sí, somos campeones del mundo.

Ese cielo en el viento.

El amor de pibes y los ojos que hablan.

Las siestas singulares.

Reseña sobre La tempestad es mañana, de Luis Ferrarassi. Es la primera publicación sobre el trueque de libros con escritores de acá.

Un hombre y su perro son los protagonistas de una novela sureña, segunda publicación sobre el trueque de libros.

Sobre lamerse solo las heridas.

Un hombre y su perro

CAPÍTULO 2 DEL TRUEQUE DE LIBROS.

Hace unos días les comentaba que una experiencia interesante de estos meses ha sido el intercambio de libros con otros autores. Y que hablar de algunos de esos intercambios, de obras que voy leyendo y me gustan, es una buena manera de ayudar a difundirlos.

Es también un convite a quienes les interesa saber algo (más) de los escritores y escritoras que publican desde acá. Me interesa hacerlo por este medio*, un ámbito que –aunque fugaz– llega a más personas en relación a otros más especializados, más de gueto.

Me gustó mucho la novela Sauco (2020), del escritor Alberto Chaile, santacruceño de zona norte que reside en Calafate. La leí hace unas semanas y me atrapó desde el inicio: muy bien escrita, bien narrada, es “un thriller en el invierno patagónico”, que “se enmarca en la literatura que aborda los hechos acaecidos durante la última dictadura cívico militar argentina”, como bien resume la docente universitaria Gabriela Luque (actual secretaria de Cultura de la provincia) en la edición 2021 de La Rama.

A propósito: en el posteo anterior sobre el intercambio de libros, que fue la semana pasada acerca de La tempestad es mañana de Luis Ferrarassi, también cité la reseña/crítica de La Rama. No es casual: esta revista literaria es el medio especializado santacruceño que, desde 2019, viene haciendo el trabajo de reseñar libros de autores sureños. Cuando pensé en escribir estos posteos en seguida vinieron a mi mente aquellos artículos, que releí. Siempre que puedo recomiendo La Rama, que también vale por su sección de críticas y reseñas.

Vuelvo a Sauco. La historia me resultó atrapante, su trama está bien llevada capítulo a capítulo. No me gusta espoilear demasiado, pero el escenario patagónico sureño, de un pueblito rural perdido, a una hora de Chile, es el ámbito donde ocurren dos muertes, aparentemente relacionadas entre sí, que llevan al protagonista a recordar un pasado que creía haber dejado atrás. Una trama donde hay, además, gente bastante solitaria.

La lectura de Sauco me llevó a buscar en la biblioteca los otros libros que tenía de Alberto Chaile. Aunque en este momento no recuerdo con rigor y precisión sus obras anteriores (en tal caso es un defecto mío), me animo a decir que su última novela es su obra mejor lograda. Ojalá así sea, porque se trata de un autor que está haciendo una carrera literaria, que está construyendo una obra.

A mediados de enero, en un día de salida al campo con mi familia, llevé para leer Pequeñas historias en el inmenso sur, el libro que Chaile escribió junto a Nuno Mancilla en 2013. Antiguo poblador de Calafate, memoria viviente de su pueblo, Gregorio Edmundo Nuno Mancilla murió a sus 84 años en los primeros días de este 2023.

No lo leí entero aquella tarde. Leí las primeras tres narraciones, dos de Nuno y una de Alberto. El primer texto me conmovió, quizá porque Nuno acababa de morir.

Alberto tuvo mucho que ver en que este antiguo poblador de Calafate pudiera contar sus historias en los últimos años de su vida. Me parece oportuno destacarlo.

Casi cierro con el epígrafe. Además de la foto del intercambio de libros que posteé hace algunas semanas, comparto debajo las portadas de todas las publicaciones mencionadas en este convite.

Sauco es un libro cuya lectura vale la pena.

*Texto posteado originalmente en Facebook.