Trueque de libros

Quiero contarles una experiencia que es, a su vez, una manera de difundir otros libros.

Otra de las vivencias novedosas y gratificantes para mí en estos meses es haber realizado ya unos cuantos intercambios de libros con escritores de la ciudad y alrededores.

El primero de ellos sucedió hace ya un tiempo, a mediados de noviembre, cuando Los puentes invisibles acababa de llegar a mis manos. Así fue que el escritor Luis Ferrarassi llegó a casa con La tempestad es mañana, su último libro, editado a principios de 2022. Luego se sucedieron varios encuentros de este tipo, el último hace un par de semanas.

De ninguna manera la idea es hablar bien de los libros por el sólo hecho del intercambio. Si algún libro no me gusta o no me resulta interesante, lo más probable es que no publique nada por este medio; de la misma manera que mi libro puede no gustarle o no resultarle interesante a otro autor (también puede ocurrir que un libro sea para más adelante, para otro momento).

De esos intercambios, ya hay al menos dos libros que me interesa comentar. Leí La tempestad es mañana en los días tranquilos de enero y realmente me gustó. Es un libro nutrido en textos (24 Cuentos y 9 microrrelatos), que propone además la participación de los lectores a través de una serie de muy buenas ilustraciones realizadas por el artista gráfico Nippur , que debemos ir ubicando a medida que avanzan las historias (quizá conozcan a Nippur por su genial página Río Gallegos Surrealista).

“Mi bandera es meter a la ciudad en la ficción, hacer que la gente se identifique”, dice Luis en una entrevista de inicios del año pasado. Creo que esto es algo que logra hacer muy bien en varios de los relatos, con una vuelta de tuerca más: “algo que me gusta hacer es crear pueblos, en este libro hay uno creado cerca de la Laguna Azul”, detalla. Lo mismo hace con un cuento cuya trama sucede en Punta Loyola, una historia también muy bien lograda.

Como bien escribe la profesora de literatura Patricia Vega en el último número de la revista literaria La Rama, la clave de las historias está en la irrupción de lo fantástico. Vale citar el párrafo: “En sus textos se hace evidente la voluntad de incluir la construcción de un lugar extrañado, reconocible y a la vez ajeno. El paisaje, los modos y los ritmos típicamente patagónicos consagrados por la tradición se recrean en una manera particular de decir (…) Las acciones se desarrollan en centros urbanos claramente identificables, lugares conocidos por el lector que, sin embargo, se vuelven otros ante la irrupción del hecho fantástico”.

No soy un lector frecuente del género, de modo que no tengo elementos de observación que tal vez otros lectores puedan tener. Sin embargo, como lector curioso y predispuesto digo que el libro me pareció realmente bueno, interesante y entretenido. Bien escrito, desde ya, con tramas bien pensadas y desarrolladas. Tal vez sea obvio esto último para quienes conocen la obra del autor, quien lleva cuatro libros publicados. No está demás decirlo en este medio.

En resumen, es un libro que vale la pena para quienes gustan de la ficción en general, de las historias fantásticas, con algo de suspenso y misterio en particular. También para quienes les gusta reconocerse en los escenarios donde transcurren las historias.

Foto del trueque: la de la izquierda es de un estante de libros en casa; la de la derecha la tomó Luis el día que llevó su ejemplar.
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