Nuestra fortuna es inmensa.
La Scaloneta, la del Angelito, la del Messías del fútbol.
Pelota al pie, para ir directo al corazón.
Porque debajo de la camiseta, no olvidemos, hay siempre un pecho humano.
«Nadie más serio que un niño cuando juega», respondió Cortázar una vez.
Seamos felices, que vale la pena.
