SE CUMPLEN 101 AÑOS DE ‘LA PATAGONIA REBELDE’.
Tenemos que seguir hablando de la gran matanza porque nunca se hizo justicia. Tenemos que seguir hablando porque tampoco los actores y las instituciones responsables hicieron autocrítica en cien años que pasaron.
La Sociedad Rural de Río Gallegos se fundó en paralelo a la organización de la represión (otro tanto pasó en el interior de Santa Cruz). El Ejército argentino fusiló con el apoyo de las guardias blancas, formación paraestatal de la que participaban los estancieros, en apoyo a los funcionarios designados por el presidente radical Hipólito Yrigoyen en lo que entonces era el Territorio Nacional de Santa Cruz.
Fue el líder radical quien mandó al Ejército y luego nada hizo cuando se conoció en Buenos Aires lo que había pasado acá.
¿Los dirigentes actuales de la Sociedad Rural son responsables de lo que pasó entonces? ¿Son los líderes de la Unión Cívica Radical de Santa Cruz responsables de aquello? ¿Es el dueño de La Anónima el responsable de lo que hicieron sus abuelos?
No, no lo son. Pero sí existe lo que se llama responsabilidad histórica.
De eso no se habla, de eso no se habló, durante décadas. Fue Osvaldo Bayer quién investigó y reveló los hechos cincuenta años después de lo sucedido, a fines del ’60 y en los ‘70s. Pasaron otros cincuenta años de aquella revelación: Osvaldo invitó muchas veces a que se realizara un gran congreso en el que participaran los historiadores del Ejército, de la Unión Cívica Radical, para que se discutiera la verdad histórica. No sucedió.
Sobre ese silencio de miedo, cómplice y culposo creció la sociedad de Santa Cruz, en los distintos pueblos donde sucedió la huelga, la matanza. De ese silencio venimos. Acá apalearon, maltrataron, apresaron, asesinaron. Son nuestros ancestros, nuestras propias familias, las de muchos de nosotros quienes lo vivieron: víctimas, cómplices o verdugos.
Nadie dice que es fácil mirarnos en ese espejo. Pero alguna vez habría que empezar a hacerlo.
Hoy se cumplen 101 años del que fue el hecho emblemático de aquella huelga: el 8 de diciembre de 1921, en estancia Anita, en Calafate, un gran número de trabajadores rurales fueron fusilados. No fue la única matanza, pero sí es la más recordada; de allí fugó el líder huelguista Antonio ‘el Gallego’ Soto en la noche del 7; ahí obligaron a los peones a cavar sus propias tumbas luego de ser apaleados en la noche, en el frío de la intemperie.
En Anita, la estancia de La Anónima.
Leía ayer una información oficial de gobierno según la cual “UNESCO acompaña a Santa Cruz en la querella ante la justicia por los Fusilamientos de 1920 y 1921”. Un párrafo detalla que “el 7 de junio de 2021 el Gobierno de Santa Cruz, por decisión de la gobernadora Alicia Kirchner, se presentó ante la Justicia Federal como querellante en la causa donde se solicita declaración de delitos de lesa humanidad a los fusilamientos ocurridos en la provincia durante 1920 y 1921”.
Desconozco los detalles (en realidad, mucho más no se sabe públicamente), pero apoyo la idea: si el gobierno provincial habla de “genocidio” de manera institucional, como lo ha hecho en los últimos años, pues entonces debe hacer algo en consecuencia.
A muchos nos separa un abismo respecto de los actores y la política de derechos humanos del gobierno de Alicia Kirchner, plagado de contradicciones, sectarismo e incluso macartismo. Veamos qué pasa con esta demanda. Reclamemos y exijamos también a ellos.
No dejemos de hablar de la matanza impune de la huelga de 1921, sigamos haciéndolo y recordándolo.
Para cerrar, vale decir que allí estará, como cada 8 de diciembre desde hace muchos años, el compañero y amigo Luis Milton Ibarra Philemon junto a la comisión independiente de El Calafate, en el cenotafio que recuerda a los obreros rurales asesinados en Anita.
Un gran abrazo y todo nuestro afecto a él. En el recuerdo de Osvaldo Bayer, por la memoria de los huelguistas fusilados en Santa Cruz.
