Esta versión de Amor de primavera es la primera que escuché en mi vida, cuando iba a sexto grado, tenía once años recién cumplidos y había salido la película Tango feroz, en 1993. Ya entonces escuchábamos (con Lucas) las canciones de nuestros hermanos mayores, pero era el rock lo que de manera incipiente empezaba a llamarnos la atención.
Recuerdo que ese casete, Tango feroz, fue el primero que de veras escuché en mi vida. Lo escuchaba entero, Lado A y Lado B, una y otra vez, en un pequeño mini componente con una casetera.
No tenía la capacidad para entender que Tango feroz era la película sobre Tanguito, que ese disco era su banda de sonido, que Fernán Mirás era el actor pero quien cantaba era Ulises Butrón. Todo eso vino mucho después.
El oso y Presente las sé de memoria desde entonces y moría cantándolas. El amor es más fuerte me resultaba tremenda, la cantaba absolutamente compenetrado y debe haber sido la primera letra con mensaje político-social a la que le presté atención en mi vida (“Pedrito escribe sin parar que el mundo está por estallar y los demás en la oficina por nada. Pero el amor es más fuerte…”).
Estaba por asociar Amor de primavera con el recuerdo de la primera chica de la que me enamoré, cuando todavía éramos niños, en ese mismo año. Pero acabo de recordar que California dreamin’, que estaba en el Lado B del casete, me generaba una sensación que me es muy difícil de explicar y que, muchas veces cuando la escucho, aún me lleva a mi cuarto del tercer piso del departamento.
Cerraba la puerta de la habitación y esa chica de la que estaba enamorado, compañera de sexto grado de la escuela, aparecía inmediatamente en mi cabeza mientras la escuchaba. Era un verdadero viaje de la imaginación asociado a la música, pero no era ya un viaje infantil sino una imagen vinculada al deseo, a la atracción sexual.
En paralelo a la inclusión de Me gusta ese tajo del flaco Spinetta (un concepto imposible de comprender, sí en cambio entendía “ella me calienta, la quiero invitar a dormir”), la escena de sexo callejero entre Tanguito y su novia (Cecilia Dopazo), debe ser la primera escena cinematográfica que de veras recuerdo de dos personas cogiendo (un tiempo muy diferente a la actual Internet).
Me fui yendo, pero el espíritu original de esto es que desde entonces, desde que escuché Amor de primavera en 1993, todos los 21 de septiembre me descubro tarareándola y yendo a buscarla. De hecho, es una de esas melodías de canciones que vienen a uno sin razón aparente y terminamos cantándola en voz alta.
Con los años –muchos años después– incorporé las versión original de Tanguito, a la que hoy es muy fácil acceder a través de Internet; y la del gran Luis, desde ya.
“Allá a lo lejos puedes escuchar…”
