APUNTES AL PASO.
No importa cuándo veas esto: este país es una mierda. Eso es lo que parecen decir, es lo que dicen, lo que transmiten cada día, estos muñecos que son operadores del ánimo y de la psiquis y que se hacen pasar por periodistas.
Cualquier bondi les queda bien para hacer lo de todos los días: en su “editorial” de ayer, como no podía ser de otra manera, usaron la muerte de la reina Isabel para pegarle a Cristina y a Argentina, este país de mierda (transmiten).
El hijo de Viale es directamente panfletario y chicanero todo el tiempo, Rossi en cambio habla de las “lecciones cívicas de una reina ajena” para, con más pretensiones de sofisticación, transmitir lo mismo: este es un país de mierda.
Sé que lo que cuento, el episodio, es apenas una anécdota. Tampoco tengo pretensiones de más, es una mínima exposición a modo de catarsis. A una semana del intento de asesinato de la vicepresidenta, el ecosistema de medios, que va y viene y se retroalimenta con lo que pasa en las redes (desde TikTok hasta las cadenas de wasap), está intacto.
Retomo, los sesgos y los argumentos a cada lado de la grieta están intactos, incluso reforzados. Ayer, una analista de opinión pública decía incluso que, tras los primeros sondeos de percepción social tras el magnicidio frustrado, los resultados indican que se reforzó el sesgo a uno y otro lado.
Un grietista me dirá por qué no digo lo mismo del Gato Sylvestre, que en C5N y a la misma hora nos grita como si fuéramos idiotas, pero con el argumento exactamente inverso. Sí, es así, sólo que en casa hice zapping con los muñecos de LN+.
No creo de ninguna manera que seamos un país de mierda: de hecho tenemos un país magnífico, lleno de virtudes y cosas buenas. Sí creo que estamos hechos mierda y que, no sé muy bien cómo, tenemos que tratar de salir de las trampas que nos venden a diario desde sectores de poder de quienes sólo vemos sus muecas.
